Joan Herrera

El aliado-contrincante

Joan Herrera Fue portavoz de ICV-EUiA en el Congreso, entre 2004 y 2010, época en la que Alfredo Pérez Rubalcaba fue portavoz del Gobierno y Ministro de Interior

«Era la figura más clave y determinante a la hora de garantizar la estabilidad»

¿Qué decir de Alfredo Pérez Rubalcaba? Mi relación con él fue la de un aliado-contrincante. La del que acaba de llegar con el que lo sabe todo. La del que observa, cuando él ha ido y vuelto varias veces donde tú quieres llegar.

Tras su inesperada muerte, leí una crónica que hablaba de él como químico, fontanero y hombre de estado.

Y lo cierto es que como fontanero era extraordinario. Lo conocí en mi estreno en el Congreso. Me estrenaba como diputado y me estrenaba como portavoz. A su vez, éramos un grupo que daba apoyo al Gobierno, sin ser los únicos. La dialéctica no era sencilla. La agenda del Gobierno era lo que se denominó una aritmética de “geometría variable”: la agenda social y de libertades se pactaba con la izquierda; la política económica, con el PNV y, en más de una ocasión, con CiU. Y quien era capaz de hacer esa geometría variable no era otro que Alfredo. La figura del portavoz del partido que apoya el Gobierno no es normalmente la figura más relevante. Y en cambio, en el primer gobierno de Rodríguez Zapatero, el portavoz del PSOE en el Congreso era la figura más clave y determinante a la hora de garantizar la estabilidad. Era capaz de tejer acuerdos con dos actores a la vez que no quisieran lo mismo.

«Sabía que no había acuerdo de futuro sin paz en Euskadi y que no había Estado de las autonomías sin pactar el Estatut catalán»

«Sabía que no había acuerdo de futuro sin paz en Euskadi y que no había Estado de las autonomías sin pactar el Estatut catalán»

Su impronta como químico creo que estaba por todas partes. Sus intervenciones, su dialéctica brillante tenía mucho de científica. Un debate con él en frente tenía que ser un debate en el que te preparases para todo. Y a su vez, por duro que fuese tenías que saber que en el minuto después podías mantener la relación cordial que habías tenido antes con él. Pero lo más importante, en un debate en el que él intervenía, era simplemente tomar nota. Era un astro de la dialéctica. A pesar de nuestras continuas bromas sobre el futuro de la energía nuclear —a pesar de ser químico y yo abogado creo que el tiempo me dio la razón— compartíamos un profundo debate sobre el tema energético. Un debate enriquecedor, aunque nunca me llego a dar la razón.

Respecto al papel de hombre de Estado, sí quisiera destacar algo muy profundo. Se ha dicho y escrito de él que era un jacobino. Y a la vez, era muy consciente del país en el que estábamos. Sabía que no había acuerdo de futuro sin paz en Euskadi y que no había Estado de las autonomías sin pactar el Estatut catalán. Esa era la diferencia para otras voces. Así, aquellos que con su muerte reclamaron su papel como hombre de Estado, deberían recordar que él hizo todo para que el Estatut fuese un escenario de acuerdo por varias décadas, mientras otros hicieron del debate una oportunidad para dinamitar el acuerdo.

La última vez que lo vi fue de forma casual en Atocha. El esperaba un tren, creo que a Sevilla, y yo volvía a Barcelona. Estuvimos hablando de la política, de la vieja, de la nueva, y de la buena política. Y no pudimos evitar tratar el tema catalán y un clásico entre nosotros; el debate energético, donde me aceptó que las renovables estaban ganando la batalla. Y es que a Alfredo somos muchos quienes le echamos de menos.

Joan Herrera Fue portavoz de ICV-EUiA en el Congreso, entre 2004 y 2010, época en la que Alfredo Pérez Rubalcaba fue portavoz del Gobierno y Ministro de Interior